Meditando me estremecí
Todo está consumado, padre nuestro y el trigo listo para la siega porque los tiempos se han acomodado y se han cumplido las profecías, tu palabra se ha predicado y se ha extendido por toda la tierra.
Luego escuché:
Diles más bien a todos, que he esperado y he alargado los tiempos por amor.
Que he dado a mi hijo, hasta el
sacrificio y estuve allí guiándolos y dejándoles un mensaje de luz para salvación de toda la humanidad. Pero son pocos los que me siguen.
Que en el libro establecido como alimento espiritual a todo sediento de verdad, escritas están tantas promesas de inimaginables maravillas dispuestas para todos los que están en pos de mí.
Diles que me nombran, que me alaban, que predican y que poco aplican para sí, lo que saben y por ello que me digan.
¿Donde está la verdadera y honesta
manifestación de vuestra fe y las obras
con amor que enseñé?
¿Por qué tergiversaron un mensaje siendo sencillo de comprender para la de edificación y grandeza espiritual, convertido ahora en un comercio tan lucrativo, que lo convirtieron en doctrinas dispuestas a división y enriquecimiento de líderes que conocieron el primer amor de mi palabra, que al ser tocados en bendiciones se aferraron a riquezas y a la avaricia, desviándose por otras laderas no espirituales e indignas a mi presencia?
¿Por qué han dividido en tantos pareceres conceptuales mi naturaleza,
errando en sus creencias y así
en la fe? Oye pueblo que me busca
EL SEÑOR UNO ES pues me
manifiesto a mi manera al quererlos
pastorear y los deleito en mi creación para regocijarme en su alabar, pero sólo encuentro gran error e impunidad
sin temor alguno en su maldad.